Agustina Vila, la ministra de Kicillof que se rodea de ex funcionarios macristas 

La Dirección General de Cultura y Educación de la provincia suele ser un área candente y difícil de completar la estructura debido a la complejidad de los cargos. Cuando se conoció el triunfo del Frente de Todos, Axel Kicillof no dudó en designar a María Agustina Vila como titular de la cartera, pero en lugar de ser acompañada por militantes peronistas, se rodeó de ex funcionarios macristas para cubrir el organigrama.

Actualmente, casi la mitad de los espacios de la cartera están ocupados por dirigentes que tienen algún tipo de relación con la ex gobernadora María Eugenia Vidal o que tuvieron un paso en la Nación junto a Mauricio Macri. Esta situación despertó las críticas de los gremios docentes por considerar que deberían cambiar esos puestos debido a las enormes diferencias a la hora de encarar la importancia educativa.

Pero la polémica de Vila no se agota allí, sino que va mucho más allá. A pesar de los $224.000 que recibe mes a mes como salario, demostró no estar a la altura de las circunstancias para enfrentar la labor de los maestros y la dificultosa tarea de dar clases en tiempos de pandemia. Las críticas hacia su gestión, remarcando el excesivo desorden, fueron una constante durante estos meses de coronavirus.

A ese número hay que sumarle los casi $16.000 que todavía sigue cobrando de la Universidad Nacional de José C. Paz, donde desde febrero de 2018 hasta que asumió como ministra, ocupó el cargo de Secretaria Académica y llegó a percibir hasta $130 mil mensuales. Esos ingresos le permitieron adquirir un Peugeot 308, que tiene registrado a su nombre.

Con cuatro décadas de vida, su recorrido profesional estuvo mayormente ligado al Estado.  Durante la gestión de Kicillof en la órbita nacional, Vila estuvo designada como jefa de Gabinete del Ministerio de Economía, Hacienda y Finanzas Públicas de la Nación desde 2013 al 2015 y anteriormente había ocupado el puesto de Subsecretaria de Integración Económica Latinoamericana y Mercosur, de la Cancillería Argentina entre los años 2011 y 2013.

En el monotributo de AFIP está inscripta como Investigación y Desarrollo Experimental en el Campo de las Ciencias Sociales, pero desde el año 2009, cuando comenzó su estrecho vínculo con el empleo público, no presenta ninguna facturación como así tampoco ningún balance ni nada que acredite que efectivamente realiza esa actividad.

A pesar de sus altísimos ingresos que mantuvo durante largos años, la titular de Educación mantiene una deuda con el Ente Recaudador de la Provincia de Buenos Aires (ARBA). Actualmente se encuentra en la Categoría 3, con montos que superan los $10 mil y a punto de entrar en una situación judicial, que podría derivar en el embargo de su sueldo y sus bienes.

Vila está casada con Santiago Mónaco, quien también cumple un rol jerárquico dentro de la Universidad de José C. Paz, por lo que percibe la módica suma de $113.000. Ambos viven en Belgrano de CABA y comparten la titularidad del Peugeot 308, pero, además, el marido de la funcionaria provincial, aprovechó su abultado salario para comprarse otros vehículos, como la lujosa Ford Ranger modelo 2020 o el Volkswagen Fox.

Al igual que su esposa, Mónaco vive del Estado desde el año 2013, cobran sueldos altos, dándose el gusto de tener gastos de tarjeta de crédito que superan los $450 mil mensuales. A su nombre tiene dos propiedades registradas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y también está en Categoría 3 con ARBA, a un paso de la instancia judicial.

Más allá de sus altos ingresos provenientes de las arcas públicas, a días de cumplir un año como integrante del Gabinete de Kicillof, Vila todavía no ha demostrado tener la capacidad necesitaría para estar al frente de un área tan importante como la Dirección General de Cultura y Educación.

El operativo vacunación contra el Covid-19, el regreso a clases presenciales y la culminación del bienio 2020-2021 del ciclo lectivo serán algunas de las metas que deberá enfrentar la funcionaria. Por otro lado, la disconformidad laboral y salarial que padecen los docentes, sobre todo, cuando los gremios pierdan la paciencia que hasta el momento han sido más que benevolentes con el Gobierno de turno en un año electoral. En este escenario, ¿podrá  la ″porteña″ Vila estar a la altura de las circunstancias? El tiempo dirá…

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