Ante la falta de vacunas en la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta decidió abrir un canal de diálogo directo con la Casa Blanca para acceder a las vacunas que se apilan por millones en los Estados Unidos y no esperar más a que lleguen dosis enviadas desde Moscú y Beijing con embarques de Sputnik V y Sinopharm.
El jefe de Gobierno se reunió con la encargada de Negocios, MaryKay Carlson, en su despacho de la calle Uspallata para plantear una posibilidad sanitaria que necesita la unión de la voluntad política de dos jugadores clave: el presidente de los Estados Unidos, Joseph Biden, y su par argentino Alberto Fernández.
Si ellos no avalan su estratégico plan, las dosis de AstraZeneca, Johnson, Pfizer o Moderna jamás llegarán de manera directa a la Ciudad de Buenos Aires.
La reunión significa un gesto de “cooperación” en medio del conflicto judicial, político y educativo que enfrenta al gobierno porteño con la Casa Rosada. “Acompañamos el pedido formal del Gobierno para que libere esa partida de vacunas”, dijeron en el gobierno porteño antes de la reunión con Carlson, máxima representante de los Estados Unidos en la Argentina
Estados Unidos tiene millones de vacunas que exceden su propia necesidad local frente al COVID-19 y Biden analiza la posibilidad de cederlas o autorizar su venta a países que sufren una crisis continua de abastecimiento.
La eventual decisión de Biden no solo tiene razones humanitarias: China y Rusia ejecutan una Diplomacia de la Vacuna en los países periféricos y la Casa Blanca pretende balancear sin demoras esa estrategia geopolítica.