Los trabajadores de los cementerios municipales, tanto del central como el del oeste de Junín, denunciaron que tanto el jefe comunal Pablo Petrecca y junto al sindicato de los trabajadores municipales conducido por el dirigente sindical Pablo Saudán , los hacen padecer malas condiciones laborales en cuanto a seguridad e higiene.
Ellos se encuentran bajo la dependencia de la Secretaría de Obras Públicas y su contralor le corresponde al gremio de Saudán ya que tiene su secretario de seguridad e higiene es Facundo Camilo, hijo del secretario adjunto Claudio Camilo
Así esta gran familia sindical se orquesta en todos los puestos claves para controlar y negociar espuriamente en detrimentos de la salud y seguridad de los trabajadores con sus tentáculos políticos entregado a las mieles del gobierno local.
Precisamente, en el cementerio central los trabajadores de campo no tienen un espacio físico ni edilicio a donde puedan estar, no hay vestuarios para cambiarse la ropa de trabajo ni duchas para bañarse, no le dan la vestimenta adecuada que se requiere para hacer la labor correspondiente con sus respectivas seguridades ni los zapatos reglamentarios para ese tipo de tareas.
Las oficinas de la administración están en estado calamitoso, llenas de humedad. Para colmo, los techos se llueven en todos los rincones, siendo un verdadero peligro por las conexiones eléctricas y el material tecnológico allí presente.
El otro cementerio municipal, el llamado del oeste, los trabajadores también padecen los mismos dramas: ropa inadecuada ya que el municipio no les hace entrega como tiene que hacer, ni les dan los zapatos. Tampoco hay vestuarios y duchas, los baños son una desidia total los inodoros no funcionan, los mingitorios rotos y así toda la infraestructura en general.
A su vez, no tienen elevador para subir los cajones en la altura se arreglan como pueden para no chocar con los familiares que vienen en estado de conmoción por la pérdida de un ser querido.
De todos modos, el sindicato de Municipales montó una puesta en escena con una nota escrita al intendente municipal, Pablo Petrecca, donde decía que “debido a la creciente ola de contagios por el Covid-19 en el país, de la cual la ciudad de Junín no está exenta, el Sindicato de los Trabajadores Municipales solicita que se armen a la brevedad las burbujas dentro de los grupos de tareas para comenzar a trabajar por turno, de esta manera estamos resguardando la integridad y salud de los compañeros trabajadores y a su vez salvaguardando al municipio que pueda seguir operable diariamente”.
En otro orden de las cosas, la infraestructura sobre las bóvedas, nichos y tumbas para el servicio de los vecinos para enterrar a sus seres queridos están en un estado de una película de terror y ultratumba en abandono total y una desidia inmoral. Tal es así que la ciudad se encuentra en Emergencia Funeraria, la cual fue prorrogada por la Ordenanza 7494 durante 2018.
Dicha ordenanza autoriza al Departamento Ejecutivo por intermedio de la Secretaría de Obras Públicas a garantizar la seguridad adecuada de los respectivos centros de sepultura. Precisamente corresponde al Municipio realizar medidas y acciones para que estos lugares dispongan de un espacio seguro, adecuado y se brinde un respetuoso tratamiento de los cuerpos que allí se encuentran como la inmediata intervención para el adecuado mantenimiento edilicio de los cementerios se haga efectivo.
Así es el panorama de los trabajadores de los cementerios en Junín. Los vecinos que pagan con sus impuestos y aparte la cuota quinquenal para conservar a sus seres queridos en esos lugares son ignorados por el intendente Petrecca y el sindicato liderado por Saudán que negocian a espaldas de los trabajadores y ciudadanos mientras ellos se llenan los bolsillos de los erarios públicos.