El presidente del bloque de concejales de Cambiemos en Pinamar y que cabeza de la lista Juntos en la buscará renovar la banca que ocupa desde el 2017 tiene varias irregularidades en su historia, que van a tono con varios de los manejos espurios que se conocieron en los últimos meses que involucran al intendente Martín Yeza.
Más allá de su extensa carrera como corredor del Dakar, donde participó en 7 competencias con su moto, llegó a la política y actualmente como edil, Javier Pizzolito percibe $114.200, una cifra que sin dudas está por encima de lo que cobra cualquier ciudadano común de la ciudad balnearia.
Una de las tantas complicaciones que tiene y que son difíciles de explicar es que, a pesar de estar anotado en la AFIP, fue dado de baja en el año 2013 por no presentar facturación ni declaraciones juradas, algo que se opone a sus supuestas ideas de transparencia. Pero, además, le bloquearon el cuil ya que no pagó lo correspondiente al monotributo por más de 10 meses.
A pesar de sus abultados ingresos y su alto nivel de vida, el candidato a concejal de Juntos por el Cambio figura en Categoría 3 con el ente recaudador de la provincia de Buenos Aires (ARBA), con deudas superiores a los $10.000 y a punto de ingresar a una instancia judicial que, según avance el proceso, podría terminar con el embargo de sus bienes.
Quizás su reticencia a pagar lo que concierne a sus obligaciones podría explicarse que, de esa forma, puede tener una gran y lujosa flota de autos, compuesta por seis vehículos: un excéntrico Polaris Turbo modelo 2019, una camioneta 4×4 Toyota Hilux 2006, un Audi S4, un Audi TT coupe modelo 2018, otra Toyota Hilux Modelo 2013 y una camioneta estilo traffic marca Renault Nuevo Master.
De la misma forma que no paga sus impuestos, también debe varias cuotas de la patente de una de sus camionetas, por una suma que alcanza los $58.000. Como si todo esto fuera poco, también tiene impaga una infracción de tránsito en la provincia de Buenos Aires por $13.650.
Más allá de su vínculo con el ámbito público, también tiene antecedentes en el sector privado, aunque sus manejos dejan en evidencia que no es un buen empresario. Era parte de una firma llamada Diuco Patagónico SRL, pero que por razones inentendibles no fue inscripta en la AFIP.
Además, tenía otra compañía denominada 661 9 Goup SRL, una constructora. Se la dio de baja la AFIP por no pagar las cargas patronales, ni presentar las declaraciones juradas correspondientes. Al igual que con la empresa Parte del Aire SRL, que también la AFIP le bloqueó el cuit.
Como si todo esto fuera poco, esta última firma cuenta con un total de 7 juicios de ejecución fiscal iniciados por la AFIP por no pagar los impuestos y por evasión. Todos ellos se tramitan en el juzgado de Dolores y la gran mayoría comenzó entre el 2018 y 2019, años en los que Pizzolito ya ocupaba una banca en el Concejo Deliberante.