El presidente de la Nación, Javier Milei, afirmó que “se está logrando bajar la inflación” y precisó que en las dos primeras semanas de febrero el índice “viene al 10 por ciento”. Así las cosas, expresó que “el momento más duro” de la suba generalizada de precios “será entre marzo y abril” y luego “como se toca fondo, empezás a rebotar”.
“Siguiendo las estimaciones del FMI, el momento más duro será entre marzo y abril y, a partir de ahí, tocaste fondo y empezás a rebotar. Si todo siguiera como viene ahora, las estimaciones del FMI dicen que podemos abrir el cepo a mitad de año y, cuando abrís el cepo, la economía se dispara para adelante”, analizó el mandatario.
En la prosecución de entrevistas concedidas únicamente a comunicadores obsecuentes con el Gobierno, el líder libertario expresó en el aire de Radio Rivadavia que gracias a los efectos del DNU 70/2023, se logró una “duplicación en la oferta” de alquileres y un “desplome en términos reales” de los precios.
“Estamos logrando bajar la inflación. Íbamos a una inflación del 17.000 % porque la inflación mayorista dio 54 %. Logramos que la de diciembre fuera de 25 % y que caiga a 20 % en enero, cuando enero estacionalmente juega en contra y repetir el mismo número hubiera sido un buen número”, celebró.
Y se jactó: “Somos los campeones del progresismo. El impuesto que más daño le hace a la gente es la inflación y nosotros evitamos la hiperinflación”.
Acto seguido, explicó que “recibimos al Banco Central con reservas internacionales netas negativas en US$ 11.000 millones y hasta hoy compramos US$ 7.000 millones. Y la base monetaria prácticamente no se movió porque se absorbió dinero por sector fiscal y por el Bopreal”.
En igual tono, consignó que la base monetaria actual –de US$ 8.000 millones- tiene “más respaldo del que tenía la Convertibilidad” por lo que “si terminamos de limpiar los pasivos renumerados del Banco Central podemos dolarizar”.
Respecto de los salarios, Milei acusó al “populismo” y a “100 años de políticas socialistas” de “hacer caer más del 90% de los ingresos en dólares”.
“Argentina tiene salarios de US$ 200 o US$ 300 que es una miseria cuando en la Convertibilidad teníamos de US$ 1.800 y, si seguíamos en la misma tendencia, hubieran sido de US$ 3.000”, estimó.
“El problema no es que las tarifas sean caras. El problema es el salario. Hay que dejar la demagogia con los precios. Los precios tienen que ser precios de mercado. No podemos vivir rompiendo el sistema de precios por cuestiones emocionales porque si no, no queda nada”, acotó el titular del Poder Ejecutivo.
Finalmente, confirmó que no fijará por decreto el salario mínimo, tras la frustrada sesión del jueves del Consejo del Salario Mínimo Vital y Movil que debía establecer un nuevo monto. “¿No es una cuestión que tiene que ser abordada por los trabajadores con sus empleadores? No creo que un político pueda determinar un precio a mano. Ni se me ocurre ¿Yo voy a emitir un decreto fijando un precio?”, remató.