Casi dos semanas sin GNC en La Plata. La excusa fue el frío, pero los días pasaron y la situación se agravó. La casta se caga en la gente.
El sábado fue el Tedeum en la Catedral. Allí el arzobispo exigió a los representantes “escuchar las necesidades de la gente”, frase que luego las autoridades repitieron sin cesar. Lamentablemente, no es más que una mera frase hecha.
El contexto y la “motosierra” no ayudan. Son miles de afectados por las decisiones que toma un Presidente que pareciera está festejando sus “sweet fifteen” o “sus primeros 18 años”. Milei está en un cumple mientras millones la pasan mal, cada vez peor… y muchos hacen lo que mejor saben hacer, mirar para otro lado. Porque claro, es la clase media la que siempre paga los platos rotos.
¿Tan difícil es tomar cartas en el asunto cuando una decisión perjudica a miles de bonaerenses? ¿No puede Axel Kicillof, el intendente Alak, diputados o senadores revocar esta medida unilateral de ENARGAS que afecta no solo a taxistas o remiseros, sino a miles de automovilistas que tienen sus vehículos con este tipo de combustible?
¿Tiene sentido que la gente haga tres o cuatro horas de cola por día para cargar GNC en las 4 estaciones de las 29 que hay en la capital bonaerense porque son las únicas que tienen un cupo para expender? ¿Cuál es la finalidad?
Pasaron más de 10 días, hubo una marcha –de taxistas y remiseros que son los primeros en cuestionar este tipo de manifestaciones- y nada cambió.
Juegan con la gente, se cagan en la gente. Y lo más triste es que no habrá gas hasta nuevo aviso.