Ascendente y vertiginosa. Así es la carrera del joven dirigente de Avellaneda que con 29 años llegó a la Intendencia de su distrito luego de que Jorge Ferraresi fuera convocado para comandar el Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación.
Alejo Chornobroff se desempeñaba como jefe de Gabinete de Avellaneda desde el 2017 y ganaba la exorbitante cifra $346 mil, mientras que su mentor percibía cerca de $550 mil. Por lo tanto, al suplantar a Ferraresi en el Ejecutivo su sueldo se elevó a medio millón de pesos y se perfila para ser el candidato a intendente en el 2023.
En enero pasado, el flamante mandamás recurrió al Hospital Presidente Perón y se aplicó la Sputnik V, siendo una persona joven y sin integrar ningún grupo de riesgo. Pero no es la única polémica que envuelve a Chornobroff. En su haber tiene un pasado tormentoso, cuando era el líder del Área de Juventud, con una grave denuncia en su contra.
En aquella oportunidad, una militante de su espacio lo acusó de acoso sexual, en momentos en que ella formaba parte del partido Nuevo Encuentro. La chica aseguró que hizo dos denuncias contra el ex funcionario y, según sostuvieron algunos dirigentes de Juntos por el Cambio como Luis Otero, “hay más casos que no denunciaron por miedo″.
En su relato, Samanta Rojas, la joven implicada, resaltó en un video que circuló por las redes sociales que “cada vez que iba a su despacho se me tiraba encima. Me quería tocar. Me mandaba mensajes con insinuaciones. Luego, cuando me mudé por todo el inconveniente que tuve, este chico comenzó una persecución hasta mi casa en Longchamps”.
Una de las denuncias contra Chornobroff la realizó en el juzgado de Garantías 9 de Avellaneda, mientras que la otra la presentó en el juzgado 6 de Lomas de Zamora. Sin embargo, según sostuvo la propia víctima ″a pesar de las denuncias, nada pasó con el acosador″, que ahora ocupa un rol todavía mucho más importante que el que ostentaba cuando comenzó todo.
Los hechos tuvieron su inicio en el año 2014, cuando Samanta comenzó a realizar tareas comunitarias. En este sentido, la joven explicó que “ya en los comienzos de mis tareas barriales, soy advertida por los punteros de las costumbres de Alejo con las chicas de los barrios carenciados” y resaltó que al poco tiempo “comienzan las insinuaciones sexuales y amorosas a las cuales me niego”.
“En ese momento yo tenía 35 años y él 23. Me llamaba para charlar sobre las nuevas directivas en torno al trabajo y luego cuando tenía que retirarme no me dejaba ir, me abrazaba, se me tiraba encima. Dejé de ir a su despacho”, comentó Samanta, quien también añadió que “no finalizó en ese momento, recién comenzaba mi tormento”.
A partir de allí, Chornobroff empezó a seguirla, a espiarla y averiguar todo sobre su vida y, según el relato de la joven “comenzó a preguntar mis gustos, mis tareas diarias. Conoce a mí depiladora, pregunta las marcas que tengo en el cuerpo, qué ropa uso, dónde la compro, cuántos dientes tengo, qué como, cuánto dinero tengo, qué libros leo… Investiga a mis hijos, a mi marido, a mi familia entera”.
Lejos de hacerse eco de las denuncias, desde el Frente de Todos mantuvieron un absoluto silencio, al igual que el flamante intendente de Avellaneda. Apenas, desde la Municipalidad esbozaron una ínfima aclaración en la que sostuvieron que “la causa esa nunca prosperó. Tuvo más desarrollo mediático que judicial. Nunca se aportaron pruebas. Los testimonios jamás de comprobaron. Y fue archivada″.
Fiel a su mentor
Las maniobras espurias parecen moneda corriente en Avellaneda. Es que durante los 11 años que Ferraresi estuvo al frente de la comuna supo incrementar su patrimonio, pero no contento con eso, decidió ayudar también a su familia. Uno de los escándalos mayores que atravesó fue cuando en el año 2017 nombró por decreto a su hija, Agustina Ferraresi, que en esos tiempos tenía apenas 23 años, como Directora General de Arte, Cultura y Espectáculos. Al hacerse público, generó el repudio generalizado por tratarse de un claro caso de nepotismo.
De todos modos, el clan sobrepasa los límites de la Municipalidad de Avellaneda, ya que su mujer, la diputada María Magdalena Sierra, llegó a esa banca en las elecciones legislativas de 2017, lugar por el que cobra $105 mil. Entre ambos movieron los hilos para continuar acomodando allegados, no solamente para recaudar, sino también para seguir construyendo su imperio.
Es así que, lejos de quedarse de brazos cruzados, María Milagros Ferraresi, la otra hija del intendente, tiene un contrato en el Senado de la provincia de Buenos Aires, como asesora, donde percibe la módica suma de $131 mil. Para no ser menos, su hijo Juan Manuel Ferraresi, tiene exactamente el mismo contrato que su hermana y recibe la misma suma mes a mes.