De cara a las elecciones de 2023, el jefe de gobierno porteño debe dirimir qué hacer con su mentor político, Mauricio Macri. De la originaria relación de patrón a empleado, Macri y Larreta pasaron a un mutuo respeto, al decir de sus allegados. Eso sí: jamás en la vida amigos. El expresidente coquetea con la idea de volver a postularse para la Presidencia, y así lo expresó, sin pelos en la lengua, el radical Gerardo Morales, que también pretende construir un trampolín de Jujuy a la Casa Rosada: “Macri va a ser candidato a presidente por el PRO”.
Dejando para más adelante la ascendente que muestra Patricia Bullrich, con gira a Estados Unidos incluida, el jefe de gobierno le busca por estas horas un lugar a Macri en su eventual gabinete nacional, acaso como forma de contentar una de las dos pretensiones que el fundador del PRO ha dejado ventilar.
En su despacho de Parque Patricios y en los cafés que frecuentan él y sus asesores (Selquet, La Biela, Tabac, la tríada del “roscódromo” cambiemita), el alcalde piensa qué lugar darle a Macri a partir de 2023, si acaso vuelven al Gobierno nacional. Para Larreta, el exmandatario quiere ser una figura preponderante en el armado del año próximo y recuperar cierta ascendencia.
Por su parte Macri, que días atrás se fotografió con el expresidente Donald Trump, se muestra preocupado por convertirse en un político jubilado. Aspira, como ocurre en la tradición estadounidense, a continuar activamente en los ámbitos de toma de decisión. Larreta tomó nota y baraja alternativas.
Una de ellas es que Macri, con un prestigio construido en el exterior, se convierta en un funcionario del gabinete nacional con agenda internacional. No será de canciller -una silla caliente y que conlleva desgaste por la gestión diaria- ni portará el título de “secretario”. Tampoco tomará asiento en una embajada -la clásica salida peronista para dirigentes próximos a la jubilación.
Quienes le buscan lugar en el eventual Gobierno larretista lo ven como un “special envoy”, un ministro sin careta, pero con gravitación. La figura a la que lo asimilan es la que actualmente ocupa John Kerry en la administración de Joe Biden. El excandidato demócrata a la presidencia y otrora secretario del Departamento de Estado es hoy el Enviado Especial de la Casa Blanca para asuntos relativos al Cambio Climático.
La otra prenda de unidad con Macri pasa por dejarlo tallar en la sucesión de la jefatura de gobierno de la Ciudad. El expresidente mantiene una predilección especial por la política del distrito del que saltó a la órbita nacional luego de dos mandatos consecutivos, y allí quiere ser determinante con el perfil y el rumbo que adopte el distrito.
El preferido, claro está, es Jorge Macri. El intendente de Vicente López hizo el salto a fines de 2021 y pretende heredar la silla que ocupó su primo. En el escenario le emergen otros competidores: María Eugenia Vidal y el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, favoritos de Larreta, y el senador Martín Lousteau, apalancado por el radicalismo que eclipsa el dirigente Enrique “Coti” Nosiglia.